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UNA BEBIDA CON MUCHA HISTORIA - LA CERVEZA

UNA BEBIDA CON MUCHA HISTORIA - LA CERVEZA

 

 

Dicen que la cerveza procede de los sumerios quienes 7.000 años antes de Cristo ya descubrieron su proceso de fermentación en la zona de confluencia de los ríos Tigris y Eufrates, allá en los albores de las primeras civilizaciones. También cuentas que los propios babilonios ya tenían más de 20 clases distintas de cerveza 4.000 años antes de que Cristo viniera al mundo. E incluso se dice que entre los egipcios la cerveza era la bebida favorita.

Ahora bien, ¿de cuando se tiene constancia de la primera cervecería de la Historia del Mundo?

Pues según los datos con los que se cuenta, como no podía ser de otro modo, fueron los frailes (los benedictinos más concretamente) los primeros que fundaron un establecimiento dedicado a la elaboración y el arte de vender cervezas.


Fue ni más ni menos que en el año 1040 cuando en el monasterio alemán de Weihenstephan se fundó esta primera cervecería de la Historia. En ese año fue el Abad Arnold quien obtuvo el fuero necesario para la elaboración de la bebida, elaborando ocn el tiempo, hasta tres tipos de cervezas: una más suave para los peregrinos y más pobres; otra para los monjes y obreros y una premium para el abad y las gentes más importantes.

Fue la única cervecería durante más de 300 años, hasta el año 1363, fecha en que Seidel-Vaterstetter abrió una cervecería que hoy se ha hecho legendaria y que a más de uno entendido le sonará este nombre: la Franziskaner-Bräu.

Por cierto, aquella cervecera del año 1040 aunque ya no es una fábrica, sí que existe aún y sigue muy unido al mundo cervecero, pues es la sede de la Facultad Cevercera de Alimentos y Lácteos de la Universidad de Munich.


Tu crees que no podriás degustar de esta bebida en la actualidad , púes la respuesta es sí -.  Lo podés ver incluso en las etiquetas de las botellas de esta cerveza. Desde 1040, ni más ni menos, desde ese año viene funcionando y elaborando cerveza la Weihenstephan, la fábrica más antigua del mundo. Está situada en la ciudad alemana de Fresing, Frisinga en castellano, apenas 42 kilómetros al norte de Munich.

En su origen fue una abadía benedictina, situada en la colina de Nahrberg, y más tarde fábrica real bávara de cerveza. Hoy es una empresa cervecera en la que también se puede visitar una de las escuelas de elaboración de la cerveza más importantes del mundo, perteneciente a la Universidad Técnica de Munich. Desde mediados del siglo XI los frailes de la abadía obtuvieron el permiso necesario para elaborar tres tipos de cervezas.

Curiosamente no se distinguían por su sabor o por su color, sino que se diferenciaban en la que tomaban los peregrinos que llegaban a la abadía, los pobres y los sirvientes, la más ligera de todas, una un poco más fuerte para los frailes y monjes que vivían allí, y la cerveza Premium, la mejor de las que se elaboraban, para uso y disfrute del abad de la abadía, los prelados y la gente importante de la ciudad.

Hoy en día esta cerveza Weihenstephan, en sus doce variedades, se puede beber en 35 países distintos. si te encontrás en  Freising seguro que te encantará hacer una visita guiada por la fábrica, para conocer todo el proceso de elaboración, visitando el museo de la cerveza y la historia de los casi mil años de la abadía, y terminando con la típica degustación, en un vaso especial que nos podemos llevar como recuerdo.

Pero ahora nos detenemos un poco para hablar de su composición y sus propiedades

La cerveza es una bebida que tiene poca graduación alcohólica y que se obtiene mediante la fermentación de la levadura con el mosto obtenido de la malta de cebada, el lúpulo, el agua, el arroz y el maíz. Productos todos altamente energéticos que le confieren a la cerveza unas propiedades muy nutritivas.

La composición de la cerveza se basa en tres productos que son esenciales para su fabricación, sea del estilo que sea: el lúpulo, la malta y el agua. A ellos podríamos añadir productos complementarios como el arroz o el maíz y las levaduras.

- El lúpulo es el que le da el amargor a la cerveza, además de proveerla de sus aromas especiales y componiendo una espuma más o menos consistente y vistosa. El lúpulo estimula el apetito además de ser sedante.

- La malta se obtiene de la cebada cervecera. Tras germinar el grano, se le somete a un proceso de tostado de modo que una vez que se transforma aporta almidón, enzimas y proteínas que servirán en la elaboración del mosto. La malta nos aporta al organismo carbohidratos y vitaminas.

- El agua sirve de complemento en la elaboración final del producto, aportando propiedades minerales que se obtienen de la aplicación de sulfatos, sodio, calcio, potasio, etc. el porcentaje de agua es lo que ayuda a refrescarnos aún más.


- El arroz y la sémola de maiz aportan almidón a todo el proceso.

- La levadura son hongos que ayudan en la transformación de los azúcares en alcohol y anhídrido carbónico. Es lo que conocemos como fermentación, que ya vimos puede ser alta o baja dando un tipo u otro de cerveza.

En conjunto, la cerveza nos aporta una gran cantidad de sales minerales, de modo que un litro de esta bebida nos da toda la cantidad necesaria de magnesio en un adulto, así como entre un 20 y un 40% de la cantidad que necesitamos diariamente de fósforo y potasio. Es diurética, pues tiene mucho potasio y poco sodio, y además está indicada para los que tienen problemas del corazón (por la cantidad de magnesio que lleva) y del riñón (el magnesio es también bueno para evitar la formación de cálculos renales).

En cuanto a vitaminas, nos aporta las A, B, D y E.


Estamos entrando en temperaturas más bajas,por la proximidades en algunos meses del invierno , pero cuando menos lo pensemos estaremos otra vez con calor y será   cuestión del tan traido cambio climático o no, las temperaturas parecen subir sin límites. Sentado frente a mi computadora, miro mi derecha, al odioso termómetro de la temperatura.. ¡41º! El sudor me perla la frente, y mi garganta se reseca víctima del intenso calor que estamos padeciendo por esa ola que hace pocos días nos anunciaron en los noticiosos. “Beber cerveza“, primer flash.

Sed. Perversa sensación que me entorpece el trabajo, que me desconcentra, que no me deja reposar, esté escribiendo o esté leyendo tranquilamente. Sí, podría beber un vaso de agua, ponerme la botellita  a mi lado, pero realmente lo que me apetece es irme a cualquier boliche de playa y refrescarme.

Cerveza. Dorada, espumosa, fresca. Una helada jarra que chorrea gotas de agua por el cristal. Y esa espuma, que parece llamarme, incitarme a meter mis labios, y sacarlos de ella con ese fino hilo espumoso pintado sobre mi bigote. Siento su frescor caer garganta abajo; llenarme los sentidos; recorrerme el cuerpo como un impulso eléctrico lo haría; dándome la vida nuevamente. Mis pupilas de gato se agrandan de nuevo para volver a ver cuanto me rodea, para volverme a sentir yo, apartado del calor… ¿calor? ¿qué calor?… chasqueo la lengua, y siento su sabor a malta llenándome la boca. Aspiro hondo, y como surgida de las mismas entrañas de un mundo desconocido, de nuevo aquella voz chispeante me llama.


Miro la jarra, transparente, el oro del líquido, aquella espuma casi evaporada, que hasta parece sonreirme, y de nuevo, mi garganta me pide más. CERVEZA FRESCA…

Abro los ojos y vuelvo a mi realidad; la de mi Pc, en el desierto de mi oficina y del bochornoso calor; lejos del breve espejismo de los boliches y de la playa. Y susurrando maldiciones, porque al fin he vuelto a desconcentrarme, he de levantarme y, al menos, ir hasta la pequeña heladera que tenemos. ¡Qué demonios! Una buena cerveza me quitará el calor y la sed.

Y es que a fin de cuentas, beber cerveza es un placer.

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