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TARA OCEANS EXPEDITIONS -LLEGO A GUAYAQUIL ECUADOR - Por Annie Deniaud.

A.Deniaud/Tara Expéditions
Más de 2.200 millas y casi tres semanas en el Pacífico Sur. No se ve tierra alguna en el radar. Sin embargo la silueta de Guayaquil ya se está esbozando a lo lejos. ¿Espejismo? ¿Fantasía de la mente? ¿Tal vez una sed de civilización que nos ataca cuando la vista se ahoga en la inmensidad azul? Extraña reacción nuestra la de intentar en vano ubicar una presencia humana, mientras habitualmente tendemos a rehuir de la muchedumbre. Hasta las estrellas nos juegan tretas tomando forma de avión en el cielo.
Así que ayer, cuando un helicóptero rompió las nubes para flotar en vuelo estático encima de Tara y sus dos tripulantes nos saludaron, sentimos que se nos había zafado un tornillo. En realidad este helicóptero pertenece a un atunero que veremos después. Los atuneros usan helicópteros para ubicar sus bancos de presas. Después de este entretenimiento Tara sigue su curso. Nos tocan todavía cuatro días salados antes de las aguas frescas del río Guayas, umbral adornado con manglares de nuestra próxima escala: Guayaquil.
Alrededor de tres millones de personas viven en este puerto del Ecuador, el más grande de la costa pacífica de América Latina. Unos cuantos días de escala en esta megalópolis deberían saciar nuestra sed de urbanidad.  Hasta sea probable que pronto queramos volver a la serena armonía del océano y de los espacios naturales: algo que nos espera en la siguiente escala, las Galápagos. ¡El alma humana es compleja! Pero por ahora no buscamos entenderla. Estamos más bien procurando capturar la personalidad de Guayaquil. Por largo tiempo una fama de maldades y peligrosidad ha empañado la capital económica del país. Pero en los últimos veinte años dos alcaldes sucesivos han llevado a cabo un extenso proyecto de restauración de los barrios; Eso enaltece de nuevo la imagen de la ciudad: Una pintoresca zona de estilo neoclásico del siglo XIX, las Peñas, y el malecón 2000... El rostro renovado de estos lugares parece agradar a turistas y Guayaquileños.
Inmersos en guías turísticas, ya estamos “maleconeando”, trepando los 444 escalones del mirador de Las Peñas o explorando los museos de la ciudad para descubrir su historia. La tradición hace del conquistador español Francisco de Orellana el fundador de Guayaquil en 1537; Pero parece que antes que él otros personajes han contribuido a la a la prosperidad de la ciudad. El nombre de Guayaquil provendría de una tragedia fatal: huyendo de los conquistadores, un cacique llamado Guayas hubiera matado su esposa, 
Quil, antes de ahogarse. Hito en la historia de la ciudad y todo el continente, el 26 de julio de 1822 los políticos José de San Martín y Simón Bolívar allí se reunieron para elaborar los planes de la independencia de la entonces española América del sur.
Nuestra fecha de llegada a puerto coincidirá con el lunes de Pascua. Luego Tara recibirá la visita de  personalidades políticas, de académicos, periodistas y estudiantes ecuatorianos. Nos quedara poco tiempo para pasear. Resulta ahora agradable indagar en libros y guías para imaginarnos vagando por las concurridas calles de la ciudad.
                                                                                               Anna Deniaud.

 

Glider. D. Sauver /Tara Expediciones

 

Pierre Testor es el “señor glider” a bordo, uno de los especialistas mundiales de este aparato de medición. Él nos describe los nuevos instrumentos científicos utilizados en las Islas Marquesas.

¿Qué es un glider?

Un glider es como un mini-submarino autónomo operado a control remoto. Mide 1,50 m de largo con un diámetro de 21 cm.

Nuestro equipo lo opera de forma remota enviándole las coordenadas GPS del lugar donde queremos que vaya. Durante su viaje el glider realiza mediciones oceanográficas, físicas y biológicas, de alta resolución espacial pero sin tomar muestras de agua.

Bajo el agua, el navega siguiendo una trayectoria de altas y bajas: se sumerge a 1000 metros, sube a la superficie, se sumerge de nuevo a 1000 m. Ello nos permite captar mediciones sobre toda la columna de agua. Regularmente, de acuerdo a su programación, sale a la superficie, envía los datos recogidos por satélite y recibe sus nuevas instrucciones. Lo podemos pilotear de forma remota donde queremos. Cuenta con un compa y un pequeño timón para navegar a la estima en el agua, es decir estimando el camino recorrido desde un punto de partida de coordenadas conocidas.

Su sistema de propulsión se basa en el cambio de flotabilidad. Un sistema de lastre (un compartimento que al llenarse y vaciarse de agua, modifica su volumen) le permite desplazarse de forma vertical, cambiando su volumen. Pequeñas alas utilizan este movimiento para moverlo horizontalmente. Por lo tanto, es relativamente sobrio en energía: puede funcionar varios meses antes de que lo recojamos.

¿Cuál es el papel de las boyas a la deriva y que son los provbio?

Las boyas a la deriva son también instrumentos de medición oceanográfica (datos físicos), pero a diferencia del glider y como su nombre indica, no podemos pilotearles. Ellas derivan siguiendo las corrientes y registran solamente datos de la superficie.

Por último, el provbio es un flotador que tiene la capacidad para descender a 2000 m. Cuando sube de vuelta, registra datos oceanográficos. Se le agregaron sensores de datos biológicos.

Sibylle d'Orgeval

 

Fabrice Not / Tara Expeditions

Comenzamos una etapa muy específica de diez días alrededor de las islas Marquesas. Fabrice Not, un biólogo de la estación de Roscoff, es el jefe científico. Para esta misión especial, tres científicos más completan el equipo ya embarcado: Pierre Testor, Fabrizio d’Ortenzio y Steffi Kandels-Lewis. Esta etapa en las islas Marquesas busca definir el ecosistema planctónico a sotavento de las islas, en relación con los aportes de hierro.

¿Cuál es el propósito de esta misión en las Islas Marquesas?

En la latitud de las islas Marquesas, hay una banda de unos 1000 km de ancho particularmente pobre en hierro que cruza el Pacífico de Este a Oeste, donde hay poco plancton a pesar de las aguas ricas en nutrientes. Mar afuera de las islas, se observa un importante desarrollo de fitoplancton visible en los mapas por satélite, una gran superficie azul al Este de las Marquesas. Periódicamente vemos aparecer unos remolinos verdes que indican la presencia de clorofila. En estas zonas registramos un significativo aporte de hierro que permite la proliferación de fitoplancton, un fenómeno llamado bloom. Queremos entender de donde viene este aporte de hierro: ¿se relaciona con la tierra de las islas llevada por el viento, o viene de las turbulencias creadas por la corriente abajo de las islas, que hacen subir aguas profundas más ricas en hierro?

En resumen: Vamos a tratar de comprender la influencia del aporte terrígeno y de estas turbulencias. Luego estudiaremos la evolución de la comunidad fitoplanctónica en función del contexto.

¿Cuál es la especificidad de esta etapa?

Este es mi cuarto embarque en Tara y el tercero en calidad de jefe científico jefe. Pero esta etapa es sin duda la más peculiar: es a la vez una parte del proyecto global Tara Oceans y una misión muy autónoma.

Por lo general, Tara trabaja a la escala de cuencas oceánicas, mientras esta vez nos estamos focalizando en una zona precisa y un fenómeno específico que es la cantidad de hierro en el océano. Los fenómenos estudiados son esta vez mucho más limitados en el tiempo y el espacio.

Por otra parte, es la primera vez a bordo de Tara que se están combinando de modo tan íntimo la biología y la física. Tenemos los instrumentos habituales de medición: la CTD-roseta para los datos oceanográficos, el bombeo de agua de mar y las redes de recolección para el muestreo de micro-organismos. También hemos lanzado un "glider" (planeador submarino) y boyas a la deriva, que nos informan de las características físicas de las masas de agua en las cuales navegan. ¡Juntar tantos instrumentos para un objetivo común es poco frecuente!

 

¿Qué aportan estos instrumentos?

El interés es de ser mucho más precisos cuando elegimos la ubicación de nuestras estaciones de muestreo. En lugar de los solos datos satelitales de superficie que nos permiten tener una visión global de los grandes flujos, el glider nos envía datos de profundidad muy localizados que recibimos casi en tiempo real. Estos datos complementan los del satélite. Con más instrumentos, se multiplican nuestras fuentes de información, abarcamos e identificamos con mayor precisión la complejidad de los fenómenos en superficie y en profundidad.

¿Cuál es el plan de muestreo?

Aun teniendo un programa provisional de principio, este evolucionara en continuo conforme los datos que recibiremos. Hemos programado una primera estación de referencia "Gaby" a barlovento de las islas: corresponde a la gran zona azul en nuestros mapas satelitales; Un lugar casi desértico. Esta es la estación la más complicada porque la más expuesta al viento y al oleaje.

Una segunda estación llamada "Eric" se llevará a cabo a sotavento de las islas, donde de repente prolifera el plancton (bloom), que corresponde a la fuente del enriquecimiento en hierro. En el mapa son las zonas de color verde que aparecen cerca de las costas. Pero este fenómeno de bloom es episódico: de allí la dificultad para recolectar datos en esta estación. Por consiguiente, debemos examinar continuamente los mapas por satélite y esperar ver una nueva floración planctónica.

 

¿Cuál es la frecuencia de estos eventos?

Es difícil de predecir... Fabricio d’Ortenzio, quien ha estudiado los datos de satélite sobre varios años, ha determinado que en esta temporada surgen formaciones al menos cada semana. Con una vigilancia satelital permanente y un poco de suerte, espero que tengamos la oportunidad de ver un bloom en el momento adecuado. ¡Además habrá que estar cerca para tener tiempo de llegar a la zona a tiempo! ¡Es una estrategia complicada!

Para la tercera estación llamada "Romain", la idea es seguir la masa de agua muestreada en "Eric" para ver cómo evoluciona la estructura en tres o cuatro días.

La cuarta estación "Philippe" se haría aun mas lejos de las islas para seguir observando la evolución de la comunidad de plancton llevada en la corriente.

Hemos programado estas cuatro estaciones de muestreo en un perímetro limitado para entender a fondo el fenómeno. Observaremos su evolución en el tiempo “rio arriba” y lo seguiremos varios cientos de kilómetros. Las boyas en el agua seguirán en actividad y transmitiendo datos por varios meses. Por lo tanto podremos seguir analizándoles después de nuestra partida.

¿Cuáles son las dificultades principales?

 

Es una ventaja el tener tantas herramientas a disposición, pero eso también hace el trabajo más complejo. Debemos tomar en cuenta fuentes de información diversas, lo que es más rico pero más difícil de procesar: las elecciones son más difíciles de hacer, entramos en la complejidad de los fenómenos. Trabajamos con la incertidumbre asociada con la repentina aparición de los fenómenos naturales. ¡Sin olvidar el último parámetro importante, el clima!

 

Es un ejercicio de funámbulo, el de manejar con éxito estas incertidumbres. Habrá que ser muy flexible para ser reactivo, ajustar constantemente nuestra estrategia de muestreo. Es el gran reto y a la vez lo más emocionante. Creo que tenemos el equipo perfecto a bordo para eso. Sobre todo porque muchos de nosotros somos capaces de hacer rotaciones.

Pienso que es una misión que explota de manera óptima las características de un barco como Tara: permite esta clase de flexibilidad porque es pequeño y más manejable que los grandes barcos oceanográficos habituales.

Por último, la articulación de diferentes disciplinas como la física y la biología, es también algo complicado: son dos mundos muy diferentes, el vocabulario es distinto, nos obliga a encontrar un lenguaje común. La relación al tiempo trabajado en el mar es muy diferente. Uno de los desafíos es de lograr entendernos y trabajar juntos para hacer converger nuestros objetivos. De lograr eso, ¡es mucho más rico, por supuesto! La combinación de los aportes expertos y la precisión del área de trabajo hace que para mí, ¡esta etapa es realmente única!

Sibylle d'Orgeval


 

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